Este encantador local tijuanense así llamado en honor a la abuela del chef José Figueroa –que fue quien le inspiró su amor por la cocina– tiene muebles de madera en tonos cálidos, suelos de azulejo y concreto y techo cubierto. Figueroa siente devoción por el maíz, que nixtamaliza y muele in situ tras comprarlo a pequeñas granjas familiares de todo México. Del comal salen las tortillas para los tacos, tostadas y tamales que componen la carta, completada con ceviche y platos de huevos. Una apuesta segura son los chilaquiles con salsa borracha, aunque conviene no perder de vista el tamal del día: es grande, se prepara en una hoja de plátano y puede estar relleno de chuleta de res asada y tomates cherry locales asados.